17 agosto 2010
Vuelta y hasta luego...
Y hoy de nuevo aparezco por aquí. Por una casual tarde de aburrimiento. No sabía ya ni que hacer y he acabado mirando el blog... leyendo entradas...y de repente me encuentro comentarios.
Hace tiempo leí por ahí, en algún periódico digital, algo llamado "el cementerio de los blogs". Es como el lugar donde van a parar los blogs no actualizados... dejan de salir en el propio Google, dejan de ser visitados, leídos... mueren en definitiva.
La web 2.0 tuvo su principal atractivo inicial en los blogs. La web ya no era un sitio de publicación de contenidos, sino que pasaba a ser un lugar de encuentro, de conexión, de compartir ideas, contenidos, sentimientos, vida...
De los blogs se evolucionó al propio Facebook, Tuenti... La compartición en estado puro, comparto mis fotos, mis vídeos, mis ideas,... todo en un mismo sitio y conectándome con toda mi gente más toda la gente que no me conoce y que me gustaría conocer... Eso mató poco a poco a los blogs. La asestada definitiva llego con Twitter. ¿Porqué compartir largas y costosas reflexiones? Compartamos aún menos. Mi estado, mis frases, donde estoy o como estoy... no más.
Y ¿por qué surge esta reflexión? Porque quizá siento que he matado "Desde el Caballo de Troya" alojando en ese cementerio de los blogs este preciado rincón. Y con él, he matado una parte de mi vida.
Hace un año mi vida cambió de repente... Eso me hizo dejar de pensar. Y dejé de escribir. Creo estar preparado para volver a escribir. No se si aquí (quizá Desde el caballo de Troya es mi pasado y no mi futuro) o en otro lugar o de otra manera... pero necesito volver con todo esto. Necesito volver a pensar, a sentir, a dejar fluir estas palabras... de aquí he sacado decisiones para mi vida, de aquí he evolucionado y crecido, me he mejorado... y en un año...sólo he empeorado como persona. En parte, por dejar de sentir y de vivir, por dejar de compartir.
Y si hoy escribo sólo tiene un razón de ser. Nunca pensé que este blog pudiera ser seguido por alguien. Hoy, me he enterado al abrir el blog que tenía 4 seguidores. Sólo por esas 4 personas que han leído un poquito de mi vida merece la pena hablar, dar la cara y contar mi explicación. Me he alegrado muchísimo de ver cómo alguien podía estar interesado en todo lo que contaba...
Como digo, no se si volveré hoy o mañana o quizá aquí nunca... pero si alguien está interesado en saber o leer más cosas... aquí estoy para todos.
Muchas gracias por este regalo de verano que me habéis dado. Gracias.
21 octubre 2009
¿Y si fuera ella?
¿Puede alguien enamorarse de una desconocida? ¿Y si una desconocida es el amor de tu vida?
No se si alguna vez os habeis planteado esta cuestión. Pero... yo cada día me "enamoro" (entrecomillado y en minúsculas) como de 5 a 10 veces. Pero es que de vez en cuando 1 vez cada mucho tiempo me quedo absolutamente prendado de alguna chica que con sus gestos, sus ojos, sus andares, su hablar, su cuerpo, su pelo y su sonrisa me deja absolutamente hipnotizado. Cuando siento eso, tengo unas ganas tremendas de decirle algo, de no quedarme en simplemente la observación y el babeo... sino además, saber cómo se llama cuando menos... y quien sabe de hasta donde llegar.
La vida está cargada de momentos e instantes desaprovechados por el qué dirán. Y yo la verdad es que lo entiendo. ¿Qué pensarán mis compañeros de viaje en bus cuando me declare a una desconocida y me sigan viendo día tras días el careto? Vaya tonto, vaya pesado, que personaje... cualquier cosa y ninguna positiva. ¿Y qué pensará la chica de mis sueños cuando le dirija unas palabras? ¿Qué soy un violador, un disminuido, un perturbado o quizá todas ellas?
La verdad es que es una tesitura complicada porque siento que a veces podría cumplir sueños de mi vida. Me veo con alguna de ellas muy lejos, visitando paises extraños cogidos de la mano, retozando en playas de arena fina, subiendo las montañas más altas y abrazándome en lo alto de ellas... sueños y más sueños, que nunca se cumplirán porque ella se fue,... se bajó en la parada anterior, se perdió tras la anterior esquina, se subió al piso del ascensor que no era o cambió de dirección tras el último semáforo en común de nuestras vidas...
Y pienso de nuevo, en qué haré la próxima vez que me suceda, y siento que haré lo mismo. Y no se si me apena o tranquiliza. Porqué quizá si no lo hiciera sería un loco y no precisamente un loco de amor.
Por último, una reflexión postrera: ¿existen casualidades? Porque realmente yo me fijé en ella y eso no es una casualidad. Quizá lo fuera que estuviera ahí, pero no que mis ojos se cruzaran con los suyos...
No se si alguna vez os habeis planteado esta cuestión. Pero... yo cada día me "enamoro" (entrecomillado y en minúsculas) como de 5 a 10 veces. Pero es que de vez en cuando 1 vez cada mucho tiempo me quedo absolutamente prendado de alguna chica que con sus gestos, sus ojos, sus andares, su hablar, su cuerpo, su pelo y su sonrisa me deja absolutamente hipnotizado. Cuando siento eso, tengo unas ganas tremendas de decirle algo, de no quedarme en simplemente la observación y el babeo... sino además, saber cómo se llama cuando menos... y quien sabe de hasta donde llegar.
La vida está cargada de momentos e instantes desaprovechados por el qué dirán. Y yo la verdad es que lo entiendo. ¿Qué pensarán mis compañeros de viaje en bus cuando me declare a una desconocida y me sigan viendo día tras días el careto? Vaya tonto, vaya pesado, que personaje... cualquier cosa y ninguna positiva. ¿Y qué pensará la chica de mis sueños cuando le dirija unas palabras? ¿Qué soy un violador, un disminuido, un perturbado o quizá todas ellas?
La verdad es que es una tesitura complicada porque siento que a veces podría cumplir sueños de mi vida. Me veo con alguna de ellas muy lejos, visitando paises extraños cogidos de la mano, retozando en playas de arena fina, subiendo las montañas más altas y abrazándome en lo alto de ellas... sueños y más sueños, que nunca se cumplirán porque ella se fue,... se bajó en la parada anterior, se perdió tras la anterior esquina, se subió al piso del ascensor que no era o cambió de dirección tras el último semáforo en común de nuestras vidas...
Y pienso de nuevo, en qué haré la próxima vez que me suceda, y siento que haré lo mismo. Y no se si me apena o tranquiliza. Porqué quizá si no lo hiciera sería un loco y no precisamente un loco de amor.
Por último, una reflexión postrera: ¿existen casualidades? Porque realmente yo me fijé en ella y eso no es una casualidad. Quizá lo fuera que estuviera ahí, pero no que mis ojos se cruzaran con los suyos...
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20 octubre 2009
Vivir el presente
Ayer comentaba un poquito de la nueva receta de mi vida... ese Carpe Diem controlado, sin malgastos ni desgastes. Mi filosofía actual de vida se rige practicamente por ello. Para el que no entienda puede leer aquí. De lo que ahí dice yo me quedo con eso de "vivir intensamente cada instante".
Y es que ahora mismo no quiero preocupaciones, no quiero lamentos, no quiero arrepentirme de "aquello que no hice" como me lamente en otros momentos. Ahora es momento de estar alegre pero realista, optimista pero inserto en el mundo... es decir, ante las dificultades que la vida nos plantea sacar una sonrisa en lugar de poner cara de derrota. Ante los palos que nos dan las personas de nuestro alrededor (algunas conocidas que parecen perfectas desconocidas por su actitud) levantarse y ponerse de pie, mirar al frente y decir: aquí estoy yo y me voy a comer el mundo.
Cualquiera me podría rebatir que esto no es más que una actitud infantil, un sueño alocado para disimular que por dentro uno está abatido, destrozado. Y pudiera ser. Pero yo miro en mi interior y lo que veo es un auténtido desahogo de miles de cosas que me atenazaban. Ahora me siento libre, y no libre para hacer cosas que no podía hacer sino libre en mi tiempo, libre en mi cabeza, libre en la toma de decisiones... incluso me atrevo a decir, por feo que suene, que me siento por encima del bien y del mal de muchas personas o situaciones que antes me generaban pánico o cuando menos, preocupación.
Donde antes veía duelos ahora veo retos. Y eso no deja de ser positivo. Y la clave está en ver que el momento presente es el que nos toca vivir y que mañana...no estará. Por eso, estoy descubriendo que vivir en el presente es la mejor manera de ser feliz. Y me ha costado mucho tiempo darme cuenta.
Y otra lección que estoy aprendiendo es que en mi mismo, en mi fuerza interior puedo encontrar todo lo que necesito para seguir adelante. Que es uno mismo quien se debe querer para poder querer a los demás o para poder hacer cosas que valgan la pena en tu vida...que para poner amor en las cosas de tu vida necesitas quererte a ti el primero entre todos. Y eso no es egoísmo ni egocentrismo, sino que es una inversión en los demás que parte de ti mismo.
Y es que ahora mismo no quiero preocupaciones, no quiero lamentos, no quiero arrepentirme de "aquello que no hice" como me lamente en otros momentos. Ahora es momento de estar alegre pero realista, optimista pero inserto en el mundo... es decir, ante las dificultades que la vida nos plantea sacar una sonrisa en lugar de poner cara de derrota. Ante los palos que nos dan las personas de nuestro alrededor (algunas conocidas que parecen perfectas desconocidas por su actitud) levantarse y ponerse de pie, mirar al frente y decir: aquí estoy yo y me voy a comer el mundo.
Cualquiera me podría rebatir que esto no es más que una actitud infantil, un sueño alocado para disimular que por dentro uno está abatido, destrozado. Y pudiera ser. Pero yo miro en mi interior y lo que veo es un auténtido desahogo de miles de cosas que me atenazaban. Ahora me siento libre, y no libre para hacer cosas que no podía hacer sino libre en mi tiempo, libre en mi cabeza, libre en la toma de decisiones... incluso me atrevo a decir, por feo que suene, que me siento por encima del bien y del mal de muchas personas o situaciones que antes me generaban pánico o cuando menos, preocupación.
Donde antes veía duelos ahora veo retos. Y eso no deja de ser positivo. Y la clave está en ver que el momento presente es el que nos toca vivir y que mañana...no estará. Por eso, estoy descubriendo que vivir en el presente es la mejor manera de ser feliz. Y me ha costado mucho tiempo darme cuenta.
Y otra lección que estoy aprendiendo es que en mi mismo, en mi fuerza interior puedo encontrar todo lo que necesito para seguir adelante. Que es uno mismo quien se debe querer para poder querer a los demás o para poder hacer cosas que valgan la pena en tu vida...que para poner amor en las cosas de tu vida necesitas quererte a ti el primero entre todos. Y eso no es egoísmo ni egocentrismo, sino que es una inversión en los demás que parte de ti mismo.
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vida
19 octubre 2009
Efímero y limitado
Hablar de las cosas de la vida, de lo efímero que es todo, quizá es pesimista.
Yo hoy no lo considero así, sino que lo considero realista. La gente muere, las flores se marchitan y los artificios se estropean.
Y esto no es ser derrotista sino considerar lo que el curso natural de la vida efectivamente nos enseña y tomarlo como parte de tu propia vida. El que no cree en esto vive en los mundos de Yupi, en una realidad diferente, en otro mundo... desde luego no en este.
Pues este mundo es limitado, tiene un origen y un destino, igual que las lineas de metro (salvo las circulares que tantos quebrantos de cabeza provocan en algunos ¿hacia que camino iré? ¿llegará el tren al destino que necesito). No reconocer esta evidencia y hacerla presente en tu día a día es hasta dañino me atrevo a admitir.
Vienen a colación dos ejemplos: Los animales y las parejas.
¿Alguien conoce a un perro que transcienda a su amo? Evidentemente los hay pero no son mayoría. Son mayoría aquellos amos huérfanos de perro frente al número limitado (afortunadamente por el pobre animal) de perros huérfanos de amo. El amo normalmente ve como el perro nace, crece, aprende, ladra, devora, llora, enferma, envejece, apena y muere. Todo el ciclo de la vida perruna. Y el amo sólo puede decir al final de la vida del perro: "este perro realmente ha sido un regalo tenerle con nosotros". No puede apenarse, pues el futuro del perro estaba más que escrito.
Apena sin embargo el perro que visita la tumba del amo, el padre que transciende al hijo, o el abuelo que transciende a sus nietos... eso sí que debe apenar.
En cuanto a las parejas... sólo puedo decir que en cierto modo el propio amor tiene una fecha de caducidad. Al menos el amor de ciertos momentos, instantes tal vez. Luego los sentimientos cambian (cambiar no es necesariamente malo, simplemente indica que ya no son iguales). ¿Quién si le preguntan si no desea pasar toda la vida con su enamorado/a en el momento álgido de relación no respondería un sí confiado sin duda de ningun tipo? Y sin embargo, momentos después ante una jugarreta de la contraria o del contrario, los sentimientos no son los mismos.
Por eso, hoy quiero dar un mensaje: la vida es efímera. No merece la pena estar triste. Merece la pena vivir cada momento.
Que un corazón sólo se puede poner encima de la mesa un número contado de veces...eso es cierto. Pero merece la pena ponerlo en ese sitio. Eso sí, guardando las balas necesarias para los momentos de verdad, los momentos de sentimiento. Porque a la vez que digo...¡carpe diem, amigo! por dentro pienso: guardate ese corazón, pon este muro, esta verja y este foso con cocodrilos para que nadie penetre en él y ni se le ocurra acercarse. ¿Y por qué? Porque lo propio de limitado y de efímero de la vida te llama a guardarte para momentos que quizá nunca lleguen... ¿este mundo es de valientes tontos o de listos cobardes?
Un corazón encima de la mesa sólo se saca... un número contado de veces... uno mismo debe decidir las balas a gastar en cada momento... temiendo equivocarse.
Yo hoy no lo considero así, sino que lo considero realista. La gente muere, las flores se marchitan y los artificios se estropean.
Y esto no es ser derrotista sino considerar lo que el curso natural de la vida efectivamente nos enseña y tomarlo como parte de tu propia vida. El que no cree en esto vive en los mundos de Yupi, en una realidad diferente, en otro mundo... desde luego no en este.
Pues este mundo es limitado, tiene un origen y un destino, igual que las lineas de metro (salvo las circulares que tantos quebrantos de cabeza provocan en algunos ¿hacia que camino iré? ¿llegará el tren al destino que necesito). No reconocer esta evidencia y hacerla presente en tu día a día es hasta dañino me atrevo a admitir.
Vienen a colación dos ejemplos: Los animales y las parejas.
¿Alguien conoce a un perro que transcienda a su amo? Evidentemente los hay pero no son mayoría. Son mayoría aquellos amos huérfanos de perro frente al número limitado (afortunadamente por el pobre animal) de perros huérfanos de amo. El amo normalmente ve como el perro nace, crece, aprende, ladra, devora, llora, enferma, envejece, apena y muere. Todo el ciclo de la vida perruna. Y el amo sólo puede decir al final de la vida del perro: "este perro realmente ha sido un regalo tenerle con nosotros". No puede apenarse, pues el futuro del perro estaba más que escrito.
Apena sin embargo el perro que visita la tumba del amo, el padre que transciende al hijo, o el abuelo que transciende a sus nietos... eso sí que debe apenar.
En cuanto a las parejas... sólo puedo decir que en cierto modo el propio amor tiene una fecha de caducidad. Al menos el amor de ciertos momentos, instantes tal vez. Luego los sentimientos cambian (cambiar no es necesariamente malo, simplemente indica que ya no son iguales). ¿Quién si le preguntan si no desea pasar toda la vida con su enamorado/a en el momento álgido de relación no respondería un sí confiado sin duda de ningun tipo? Y sin embargo, momentos después ante una jugarreta de la contraria o del contrario, los sentimientos no son los mismos.
Por eso, hoy quiero dar un mensaje: la vida es efímera. No merece la pena estar triste. Merece la pena vivir cada momento.
Que un corazón sólo se puede poner encima de la mesa un número contado de veces...eso es cierto. Pero merece la pena ponerlo en ese sitio. Eso sí, guardando las balas necesarias para los momentos de verdad, los momentos de sentimiento. Porque a la vez que digo...¡carpe diem, amigo! por dentro pienso: guardate ese corazón, pon este muro, esta verja y este foso con cocodrilos para que nadie penetre en él y ni se le ocurra acercarse. ¿Y por qué? Porque lo propio de limitado y de efímero de la vida te llama a guardarte para momentos que quizá nunca lleguen... ¿este mundo es de valientes tontos o de listos cobardes?
Un corazón encima de la mesa sólo se saca... un número contado de veces... uno mismo debe decidir las balas a gastar en cada momento... temiendo equivocarse.
07 septiembre 2009
Me siento bien
Me siento bien. No pensaba que sería así. Ayer lo hice y sinceramente... no me sentí sucio. No sentí que traicionaba a nadie. Al contrario, sentí que era lo que debía hacer. Y me quedé con ganas de más. Supongo que ha ido en mi naturaleza siempre y que ahora es cuando estoy realizándola.
No creo en el amor. Hoy por hoy no creo. Y por eso, dejo de actuar como enamorado. Pues uno hizo planes en papeles, y salieron volando en cuanto dejó la ventana entreabierta. Por eso ahora me siento bien, por hacer lo que quiero, por pensar con el instinto, es decir, por no pensar, sino vivir. El amor no está presente, se fue. It's gone.
Y no, no traiciono, ni a mi ni a nadie. Al contrario, me siento reafirmado, con ganas de seguir viviendo a tope y sin penas, sin que nadie piense que lo que yo debía hacer era estar triste. Triste por abandono. No. Para mi eso es una rendición y yo no quiero conocer esa palabra. Yo proyecto innacabado constante pero nunca proyecto no empezado. Al menos se intentará siempre. Por ello, ahora quiero actuar en lugar de meditar.
Prudencia. Esto es sin embargo lo que estoy aprendiendo... que hay que vivir en la prudencia, la discrección. Que debo ser comedido y esconder mis sentimientos. Exponerlos sólo traera parecer lamentable. Y ser más débil a las agresiones del tiempo. Estoy aprendiendo palabras nuevas para mi, mi vocabulario se amplia ante esta ¿crisis? de identidad. Se que tengo mucho que aprender. Soy joven y de hecho tengo ganas de hacerlo. Sólo digo una cosa: voy a seguir haciendo cosas que nunca he hecho. Quiero tener muchas primeras veces que ahora son anotaciones pendientes. Quiero dejar el remordimiento atrás, la suciedad que uno siente en el cuerpo cuando cree hacer lo que no debe. No es que quiera...es que lo deje atrás ya.
No creo en el amor. Hoy por hoy no creo. Y por eso, dejo de actuar como enamorado. Pues uno hizo planes en papeles, y salieron volando en cuanto dejó la ventana entreabierta. Por eso ahora me siento bien, por hacer lo que quiero, por pensar con el instinto, es decir, por no pensar, sino vivir. El amor no está presente, se fue. It's gone.
Y no, no traiciono, ni a mi ni a nadie. Al contrario, me siento reafirmado, con ganas de seguir viviendo a tope y sin penas, sin que nadie piense que lo que yo debía hacer era estar triste. Triste por abandono. No. Para mi eso es una rendición y yo no quiero conocer esa palabra. Yo proyecto innacabado constante pero nunca proyecto no empezado. Al menos se intentará siempre. Por ello, ahora quiero actuar en lugar de meditar.
Prudencia. Esto es sin embargo lo que estoy aprendiendo... que hay que vivir en la prudencia, la discrección. Que debo ser comedido y esconder mis sentimientos. Exponerlos sólo traera parecer lamentable. Y ser más débil a las agresiones del tiempo. Estoy aprendiendo palabras nuevas para mi, mi vocabulario se amplia ante esta ¿crisis? de identidad. Se que tengo mucho que aprender. Soy joven y de hecho tengo ganas de hacerlo. Sólo digo una cosa: voy a seguir haciendo cosas que nunca he hecho. Quiero tener muchas primeras veces que ahora son anotaciones pendientes. Quiero dejar el remordimiento atrás, la suciedad que uno siente en el cuerpo cuando cree hacer lo que no debe. No es que quiera...es que lo deje atrás ya.
06 septiembre 2009
Carta a una superstar
Te hice fuerte. Cree a un monstruo. Cogi a una persona sin querencia a sí mismo, que dudaba de todo y sobretodo de sí misma en primer lugar. Y consegui generar un ego de campeonato. Que se creyera realmente que en ella estaban todas las virtudes que ni por asomo creía ni yo mismo que tuviera.
No sólo eso, sino que hice cambiar el ambiente en torno a ella, la dí distinción, es decir, la hice distinta del resto y especial, para que ella misma tuviera un valor. Conseguí alejar de ella todos los rumores muchos ciertos acerca de su personalidad, debido a la gente con la que se rodeaba. Conseguí hacerla única en el mundo y eso fue cavar mi propia tumba.
Un día te diste cuenta de que podías sola, de que no me necesitabas. Y se acabo. Precisamente porque alimente, cebe hasta el extremo a tu propio ego, hasta el punto que acabaste creyendo que en ti residia la belleza, la moda, la inteligencia, la espiritualidad, la constancia, el sacrificio y el compromiso.
Y lo que te pasará ahora lo dudo. Porque algún día descubrirás que todas esas cualidades asignadas por decreto ley no están en ti, al menos no están cómo tu crees que están. Tengo la maldita sucia intución de que yo te he creado así y que tarde o temprano sin mí al lado serás incapaz de tirar adelante.
Creo que un día me vendrás llorando y suplicando, diciendome que vuelva a tu lado y yo abre adoptado a otras princesitas con ganas de comerse el mundo a mi lado. Y tú llorarás hondo por darte cuenta de lo que perdiste. Ahora no te das cuenta, pues estás cegada por tantas cosas... pero tus formas y tus modos de actuar hacia mi son los que han delatado que eres la misma que un día rescaté de la frialdad de tu ambiente, de la falsedad de las calles que frecuentabas y que ahora retomas.
Supongo que mi carta de poco vale ya. Me hubiera gustado seguir adelante con el proyecto que teníamos juntos pero ahora no puedo más que mirar hacia otro lado... como tú me has obligado a mirar. Por primera vez en mi vida no soy yo quien toma una decisión sino que me han obligado a tomar este camino. En la vida hay dos posturas ante la penuria: reforzarse y que so sirva de acicate para trabajar más duro en ser feliz, o mirar hacia otro lado, coger el camino del pasotismo y dar nuevos pasos en otro camino. Y tú has elegido este último.
No deseo que lo pases bien, es más, lo que deseo con todas mis fuerzas es que me valores como me merezco. Porque no te has dado cuenta de lo que has perdido sinceramente. No tienes ni idea.
Un beso del que te hizo crecer.
No sólo eso, sino que hice cambiar el ambiente en torno a ella, la dí distinción, es decir, la hice distinta del resto y especial, para que ella misma tuviera un valor. Conseguí alejar de ella todos los rumores muchos ciertos acerca de su personalidad, debido a la gente con la que se rodeaba. Conseguí hacerla única en el mundo y eso fue cavar mi propia tumba.
Un día te diste cuenta de que podías sola, de que no me necesitabas. Y se acabo. Precisamente porque alimente, cebe hasta el extremo a tu propio ego, hasta el punto que acabaste creyendo que en ti residia la belleza, la moda, la inteligencia, la espiritualidad, la constancia, el sacrificio y el compromiso.
Y lo que te pasará ahora lo dudo. Porque algún día descubrirás que todas esas cualidades asignadas por decreto ley no están en ti, al menos no están cómo tu crees que están. Tengo la maldita sucia intución de que yo te he creado así y que tarde o temprano sin mí al lado serás incapaz de tirar adelante.
Creo que un día me vendrás llorando y suplicando, diciendome que vuelva a tu lado y yo abre adoptado a otras princesitas con ganas de comerse el mundo a mi lado. Y tú llorarás hondo por darte cuenta de lo que perdiste. Ahora no te das cuenta, pues estás cegada por tantas cosas... pero tus formas y tus modos de actuar hacia mi son los que han delatado que eres la misma que un día rescaté de la frialdad de tu ambiente, de la falsedad de las calles que frecuentabas y que ahora retomas.
Supongo que mi carta de poco vale ya. Me hubiera gustado seguir adelante con el proyecto que teníamos juntos pero ahora no puedo más que mirar hacia otro lado... como tú me has obligado a mirar. Por primera vez en mi vida no soy yo quien toma una decisión sino que me han obligado a tomar este camino. En la vida hay dos posturas ante la penuria: reforzarse y que so sirva de acicate para trabajar más duro en ser feliz, o mirar hacia otro lado, coger el camino del pasotismo y dar nuevos pasos en otro camino. Y tú has elegido este último.
No deseo que lo pases bien, es más, lo que deseo con todas mis fuerzas es que me valores como me merezco. Porque no te has dado cuenta de lo que has perdido sinceramente. No tienes ni idea.
Un beso del que te hizo crecer.
04 septiembre 2009
Perder el tiempo
Perder el tiempo es lo que hago. Proyectos inacabados. Ideas que no fueron siquiera patentes, robadas ahora por los que sí decidieron dar el paso.
Horas y horas delante de la pantalla, ratón para arriba, ratón para abajo. Miro al infinito del pixel y no veo nada, no me hace falta, pues sólo quiero que pase el tiempo, que el reloj haga tick tack tick tack...
No me detengo en organizar mi vida, pues vivir el presente requiere no planificar. Pues los planes ya salieron mal, antes de empezar. Ahora ya no vivo pendiente del que dirán de mi, que seré de mayor o que me deparará el mañana. Vivo pendiente del ahora. Y si ahora hago algo sin relevancia que más da. Me dieron vida para gastarla. Yo creía en la vida como un don al que sacar jugo cada instante... sin embargo, las patadas de la vida me llevaron a un cambio de parecer. También creía muchas cosas. Creía en el amor. Y ya no creo. Creía en la buena voluntad de las personas y tampoco lo hago ahora.
Mis ideas de niño, mis cuentos de hada y de principes, mis castillos de naipes construidos sobre arena se fueron a parar a un lugar que desconozco. Y ahora creo en hacer lo que viene. Y si lo que viene es dejar pasar segundos, minutos y horas... bienvenido sea.
El tiempo. El tiempo antes me aprisionaba: ¿cuando seré padre? ¿cuando me casaré? ¿cuando me compraré un coche maravilloso? ¿cuando se harán mis sueños realidad? Cuanto más piensas en hacer planes, más rápido estos se caen. El tiempo y la vida lo que me ha enseñado, lo que me está enseñando, es a vivir el día a día. Sin más rodeos ni circunloquios. Simplemente vivir lo que te toca vivir. Sin lamentarse de lo que podía haber sido y nunca será.
Es por ello que ahora, cuando los demás creen que debo llorar, yo rio. Cuando los otros me preguntan si estoy borracho por mi felicidad inaudita, yo les digo que simplemente me di una ducha... y salí de casa con esta cara y esta actitud.
Cuando creía que perder el tiempo era pesimismo y conformismo, me di cuenta de que era una forma de encontrarme a mi mismo y a mi verdadera realidad. Basta de construir reinos sobre agua, inestables, impacientes... basta de soñar con tener lo que tiene todo el mundo. Mi vida es mi vida, mis circunstancias buenas o malas, también son mias. Y no puedo ansiar las de otros. Ni tampoco desear a otro el mal.
He encontrado que dejar pasar el tiempo mirando hacia el infinito pixel blanco de mi pantalla es mejor que lamentarse. He descubierto que no por mucho hacerse preguntas uno va a encontrar la respuesta, sino que a veces llega, sin más, dejando pasar el tiempo... tick tack, tick tack...
Horas y horas delante de la pantalla, ratón para arriba, ratón para abajo. Miro al infinito del pixel y no veo nada, no me hace falta, pues sólo quiero que pase el tiempo, que el reloj haga tick tack tick tack...
No me detengo en organizar mi vida, pues vivir el presente requiere no planificar. Pues los planes ya salieron mal, antes de empezar. Ahora ya no vivo pendiente del que dirán de mi, que seré de mayor o que me deparará el mañana. Vivo pendiente del ahora. Y si ahora hago algo sin relevancia que más da. Me dieron vida para gastarla. Yo creía en la vida como un don al que sacar jugo cada instante... sin embargo, las patadas de la vida me llevaron a un cambio de parecer. También creía muchas cosas. Creía en el amor. Y ya no creo. Creía en la buena voluntad de las personas y tampoco lo hago ahora.
Mis ideas de niño, mis cuentos de hada y de principes, mis castillos de naipes construidos sobre arena se fueron a parar a un lugar que desconozco. Y ahora creo en hacer lo que viene. Y si lo que viene es dejar pasar segundos, minutos y horas... bienvenido sea.
El tiempo. El tiempo antes me aprisionaba: ¿cuando seré padre? ¿cuando me casaré? ¿cuando me compraré un coche maravilloso? ¿cuando se harán mis sueños realidad? Cuanto más piensas en hacer planes, más rápido estos se caen. El tiempo y la vida lo que me ha enseñado, lo que me está enseñando, es a vivir el día a día. Sin más rodeos ni circunloquios. Simplemente vivir lo que te toca vivir. Sin lamentarse de lo que podía haber sido y nunca será.
Es por ello que ahora, cuando los demás creen que debo llorar, yo rio. Cuando los otros me preguntan si estoy borracho por mi felicidad inaudita, yo les digo que simplemente me di una ducha... y salí de casa con esta cara y esta actitud.
Cuando creía que perder el tiempo era pesimismo y conformismo, me di cuenta de que era una forma de encontrarme a mi mismo y a mi verdadera realidad. Basta de construir reinos sobre agua, inestables, impacientes... basta de soñar con tener lo que tiene todo el mundo. Mi vida es mi vida, mis circunstancias buenas o malas, también son mias. Y no puedo ansiar las de otros. Ni tampoco desear a otro el mal.
He encontrado que dejar pasar el tiempo mirando hacia el infinito pixel blanco de mi pantalla es mejor que lamentarse. He descubierto que no por mucho hacerse preguntas uno va a encontrar la respuesta, sino que a veces llega, sin más, dejando pasar el tiempo... tick tack, tick tack...
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