30 enero 2009

Un ángel más

Yo no le conocí, señor Gómez. No le conocí pero conozco bien a su hijo. Le conozco desde hace ya muchos años y siempre ha sido para mí un ejemplo a seguir por su alegría puesta en cada una de sus acciones y sobretodo por la fe desbordante que tenía en Dios.
Y es esto precisamente lo que esta vez me ha hecho soltar lagrimas y darme cuenta de lo especial que era su hijo. Porque hasta en el mismo día que usted se fue, él no se sentía para nada desamparado o desasistido, solitario o abandonado, no. Se sentía tranquilo porque usted ya descansaba en paz, porque usted estaba sentado echando un mus con Dios y dos colegas más. Y porque para él, usted era ya "un ángel más" que esta en el cielo junto al Padre. Y realmente me conmovió esa actitud de aceptación de que su muerte tranquila no era más que un paso más para otra vida que no conocemos.
Es para mi un testimonio único. Que sepa usted que su hijo es una persona increible. Que la gente le quiere mucho, ¡ojala tanta gente me quisiera a mi! Intento ponerme en el mismo sitio que su hijo, en un sitio nada agradable pero en el que hace un tiempo casi me veo también por las circunstancias de la vida... y estoy seguro que ni la mitad de gente que ha hecho un esfuerzo por acompañar a su hijo en este duro día se acercaría a mi. Y es que realmente a su hijo se le quiere... porque se hace querer. Porque nos trata a todos con cariño y con hermandad. Su hijo es tremendamente especial, tiene usted que saberlo. Yo necesito que usted lo sepa hayá donde se vaya. Tiene que estar orgulloso de la personita que ha educado, que es pequeño en tamaño, pero muy muy grande de espíritu.
Las grandes desgracias como estas hacen a uno darse cuenta de la gente que tiene cerca, de la gente importante. Sin embargo en este caso lo que se ha descubierto no es eso, sino que hemos descubierto los demás la estrella que tiene su hijo, el ángel que tiene su hijo, que ahora debe ser usted mismo... el ángel de su hijo que hace que haya donde vaya toque el corazón de la gente que por el camino se encuentra. Hemos descubierto que hasta en los peores momentos, él es capaz de sacar el lado más positivo y nos haga una petición: "orad por mi padre y por mi familia". Realmente conmovedor... ¿sería yo capaz de llegar a este extremo de generosidad? ¿me acordaría yo de Dios en un momentos como este si no fuera para quejarme a El Mismísimo?

Salude por ahí a nuestros seres queridos, y vayase tranquilo, que usted ya ha hecho su trabajo bien encargado. Un angel más habrá en el cielo pero usted ha dejado otro en la Tierra, por si acaso...

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