25 septiembre 2008

Descubriendo lo que quiero. (I)

Venga, ha llegado la hora. ¿Qué quiero ser de mayor? ¿Y qué quiero ser ahora mismo? Aunque parezca una tarea sencilla, elegir el futuro que quieres, siendo libre (o prácticamente libre) para tomar esas decisiones, es muy difícil.
Creo que yo he sido a lo largo de mi vida bastante “adaptativo”. Creo que no existe esta palabra pero la añadiré a mi propio diccionario. Para mi “adaptativo” es algo así como que en cualquier situación eres capaz de adaptarte a las circunstancias, similar a camaleónico pero sin los tintes despectivos ni artísticos que se le dan a dicha palabra. Yo he sido “adaptativo” cuando en verano era capaz de ir con niños desconocidos o quedarme con toda mi familia sin mis padres, o cuando en la universidad me quedaba sólo en el grupo de prácticas... dentro de mi ser asocial encontraba las capacidades dentro de mi para poner la mejor de las buenas caras sin faltar a la verdad y llegar a ser falso. Esto me ha llevado a que creo que podría haber estudiado casi cualquier cosa, trabajado en casi cualquier cosa, vivido en casi cualquier ciudad... es decir, creo que podría conformarme con casi cualquier cosa. Pero ese conformarse no está asociado con conformismo, porque realmente yo no era feliz conformándome.
Y en estas que uno se hace la pregunta de “Bueno, ¿y tú que quieres ser de mayor?” Para empezar a abrir el fuego diría algo así como: “Yo quiero tener una familia y tener tiempo para ella, tener hijos, tener un chalecito en la sierra donde pasar mis fines de semana y donde invitar a mis amigos a hacer barbacoas, tener un buen coche: todoterreno o de gama alta y poco más, viajar, tener hobbys...”. Eso no dice mucho de mi profesión, de mi forma de vida o de cómo ser feliz. Habla de objetivos pero no de medios. Y se puede llegar a ello siendo traficante de armas o siendo un funcionario que se lo monta bien.
Nunca me he planteado que profesión me hará feliz. Actualmente soy analista / desarrollador de proyectos informáticos. Que mal suena eso. Vamos que soy ingeniero informático, que trabajo en una mierda de consultoría, que no hago nada ni tengo un futuro claro y que todos mis sueños de hacer cosas chulas se fueron al traste al enfrentarme a la realidad laboral.
Y bueno, así he llegado ahora. Mi proyecto se acaba en unos meses y tengo que pensar donde quiero seguir caminando. Por ser hoy el primer día de mi reflexión tan sólo voy a escribir las diferentes alternativas que tengo:
a) Seguir en mi consultoría en otro proyecto
b) Fichar por la multinacional para la que trabajo actualmente subcontratado.
c) Fichar por otra gran empresa nacional para la que estuve trabajando subcontratado.
d) Buscar un proyecto realmente atractivo por alguna razón: tecnológica, responsabilidades, innovadora, ...
e) Dedicarme a otra cosa que no tenga que ver con la informática

Aquí, este abanico de ofertas faltan al menos un par de opciones que no contemplo una por inviable actualmente y otra indeseable por la experiencia que ya tengo:
a) La inviable: montarme mi propia empresa. Al menos es inviable pensar en vivir sólo de esto además de lo malo que puede ser para mi futuro.
b) La indeseable: cambiarme a otra pequeña empresa explotadora. No. En esta empresa me tratan más o menos bien, me dan ventajas y no estoy mal pagado. Pero no hay futuro. Pero aún menos en cualquier otra.

Y ahora, tengo que ver que me convence. Sobretodo, que me hace feliz. Creo que feliz me hará aquello que me de estabilidad, responsabilidades, nuevos retos, en lo que se me valore y que no me cueste excesivas horas ni esfuerzos. Lo quiero todo. Todo eso. Como veis ahora no hablo de casas ni coches ni dinero. Ahora mismo, no me preocupa para nada todo eso. Sólo quiero hacer algo en lo que me sienta realizado. Que me suponga horas invertidas y no perdidas. Que salga contento de trabajar.

Bueno, estas son las bases... otro día entraremos al trapo. Preparaos...

24 septiembre 2008

CAI (Contaminación Acústica Intencionada)

¿Por qué tengo que aguantar tu invasión?
Esto es algo que durante los últimos meses vengo pensando. Antes pensaba que era un acto de racismo en mi propia persona pero ahora me doy cuenta de que no es así, pues la afición se ha extendido como un mortífero virus por todo Madrid. De hecho, era algo que yo veía en los Metros, pero ahora también en autobuses, en la gente andando y en mi propio trabajo.
Estoy hablando de la Contaminación Acústica Intencionada. A partir de ahora la llamaré CAI. La CAI es provocada por las personas que de forma premeditada y saltándose toda norma de buena conducta, protocolo adecuado o simple y llanamente “buena educación” te invaden tu ambiente sonoro en espacios generalmente pequeños en los que deben convivir con desconocidos.
En el Metro percibo CAI continuamente. Con la llegada de los mp3’s o de los teléfonos móviles con grandes memorias cada vez más. Un fulano pone “su música” a todo trapo e importunando tu calma. No sólo eso, porque además, no sólo interrumpe ese momento de reflexión que uno dispone, sino que además, te obliga a escuchar aquello que el quiere oír. Normalmente no me gusta lo que escucho de esta gente, maleducados y dueños del espacio sonoro, pero si me gustara su música, aún así... creería que están obrando mal. Jamás, jamás de los jamases molestaría a todo un vagón de Metro, obligándole contra su voluntad a escuchar mis bobadas. ¿Qué derecho tengo a robarle el silencio? ¿Qué derecho tengo a entrar en sus vidas de esa manera? En cierto modo, podríamos estar hablando de una violación en toda regla... violación de mi oído mediante CAI.
Desafortunadamente la CAI está incontrolada. El otro día la sufrí en un autobús de camino a casa. Y lo más increíble aún... por la calle, me puse a andar en paralelo con un hombre con la música a todo trapo que me acompañó unos metros. De verdad... ¿por qué tengo que aguantar esto? ¿por qué tienes que hacer que yo camine por tu camino y no por el que yo quiero caminar?
Además, seguramente tiene diversas mutaciones aplicadas a la vida, como aquello que se te obliga a ver cuando no quieres, a tomar aunque no quieres o a tocar aunque no quieres... pero quizá el sentido del oído por su propia naturaleza en la que no se puede evitar el acto de “oir” (y sí se puede evitar tocar, gustar, ver... quizá no oler...) es uno de los más vulnerables.
La CAI tiene quizá su origen en otras costumbres muy habituales del siglo XX de esta corriente: fumar en espacios cerrados haciendo respirar el humo a los de al lado. Una ofensa a la salud del colega que tienes al lado... y tan extendida que no nos damos ni cuenta de lo malo que es. Dentro de 30 años será igual con la CAI, al tiempo: cada uno llevará su “musicote” y seremos aún más egoístas de lo que ya somos... que pena de humanidad en estos casos...

19 septiembre 2008

Lucha a muerte contra mi realidad laboral

Quiero enfrentarme contigo. Te quiero derrotar. Quiero saber que es lo que quieres de mi. Llevamos al menos 2 años de combate. Y todavía no se de donde me vienen los puñetazos. Se que a veces me haces creer que soy superior y cuando me confío ¡zas! me has enganchado un derechazo increíble. Y entonces me siento totalmente inferior y derrotado, y me vengo abajo... pero tú nunca rematas la faena. No me quieres decir que es lo que buscas. Creo que simplemente buscas pelea. Buscas el placer de estar enfrentado, la tensión, las ganas de sangre... verme débil te produce excitación. Verme confundido, perdido, sin saber que camino tomar para vencerte,... te gusta, lo disfrutas realmente.
Y yo estoy cansado. Quiero salir airoso del combate a muerte que llevamos. Me juego la vida ciertamente contigo. Pues de este combate depende en muchas ocasiones mi felicidad. Y no merece la pena vivir si no se es feliz. Y yo quiero serlo.
Mi problema contigo es la constancia. Tengo muchas ansias de encontrarte el punto débil y ser reconocido mundialmente por esta victoria, pero sin embargo, tengo muchas ilusiones al principio pero se apagan a medida que veo que ganarte no es una tarea fácil. Cada parte del combate repite la misma historia: impetuosamente arreo unos zurdazos y derechazos acertados, tu te proteges quedando sorprendido de mis capacidades y luego poco a poco me voy apagando... en los pocos instantes que bajas la guardia aprovecho esa bajeza para asombrarte, pero es tu truco para mantenerte en tensión, es tu forma de decirme: “Si quieres, puedes vencerme”. Sin embargo, parece que no quiero. No encuentro la manera. Pierdo la ilusión y me dejo llevar por la dejadez y la vagancia, hasta el sonido de la próxima campana.
No es lo mismo ganarte a los puntos, que ganarte por KO. Y siento que ganarte a los puntos es lo mismo que firmar tablas. La mayor parte de tus combates los acabaste en dichas tablas. Yo sin embargo aspiro desde niño a ganarte por KO. A destrozarte. No soy conformista. Crecí rodeado de conformistas y jure y perjure no ser como ellos. Esa es la razón de mi cruzada. Ahora lo sabes. Por eso no quiero esperar y esperar. Por eso, estoy ansioso constantemente. Es mi sino.
El resultado del combate... el tiempo lo dirá. En realidad es la propia vida la que me responderá. Sinceramente, creo que el final de una batalla está cercano... y creo que ahora voy a meterte un golpe duro del que te vas a tener que recuperar muy mucho para poder hacer algo contra mi...así al menos lo espero.
La victoria por KO es muy complicada. Sólo unos pocos elegidos lo han hecho y yo creo que quizá es inalcanzable para mi forma de ser. Ya que soy un experto abortando ataques... pero si consigo esta constancia que me falta, junto con mi ilusión y mis ganas, junto con mi ansia y un poco de suerte... algún día se podrá hablar de mi como un hombre que tuvo éxito en su combate a muerte contra su realidad laboral.
Quien sabe.

17 septiembre 2008

Abandonado.

Así tengo el blog. Como mi vida. Últimamente me dedico de nuevo a no pensar en nada. Tengo la mente llena absolutamente de “la nada”. Prefiero tenerla así muchas veces. Así no están las preocupaciones acerca de cómo me estoy equivocando laboralmente y no pienso en aquello que debería haber sido. Así no surgen las dudas de cómo tirar mi ímpetu y talento por la borda. Especialmente el primero. Mucha ilusión inicial pero descubro cómo en mi vida, cada vez más, soy una persona que se desesperanza rápidamente, que no asume los compromisos a largo plazo, sino que necesita resultados positivos, que digo positivos, necesita resultados inmejorables, perfectos, para poder darse por satisfecho, para poder ser feliz.
Y por eso, porque no alcanzo los objetivos, me frustro. Y por eso, prefiero estar abandonado, pasota, dejado, a la deriva, en barbecho... como lo quieras llamar.
¿Y es malo? Yo creo que no. Yo creo que es un estado en el que todo el mundo pasa el 90% de sus vidas. La propia vagancia de las personas les lleva a este estado. Las pocas ganas de complicarse.
Yo personalmente creo que muchas veces pienso demasiado y otras demasiado poco. La gente normal pasa la mayor parte del tiempo pensando lo estrictamente necesario y poco o nada el resto del tiempo. Yo quizá me paso de listo en ocasiones... y otras soy extremadamente simple.
Como creo haber dicho alguna vez, mi vida ha sido normalmente un poco tremendista: o lo veía todo blanco o lo veía todo negro. No hay escala de colores en medio. Ni siquiera una triste escala de grises. Sólo estaba lo bueno y lo malo, la alegría y la tristeza. Creo que con el tiempo voy serenando esta postura. Aún así, sigue habiendo “bipolaridades” en mi forma de vida.
Hace unos años aprendí a vivir abandonándome. Hasta entonces todo eran decisiones, muchas de ellas precipitadas. Muchas de ellas erradas. Ahora sigue habiendo estas decisiones, pero hay un planteamiento sereno detrás de ellas o dejo algunas decisiones en la recámara durante un largo tiempo. Creo que desde que aprendí a vivir así, soy un poquito más feliz.
En mi vida hay un contraste curioso: me encanta pasear cuando espero a alguien, me gusta llegar pronto a los sitios y pasear tranquilamente, no me importa estar sólo o esperar a otros. Pero sin embargo, cuando se trata de mi propia vida, no soy paciente, no puedo esperar más de 1 segundo... soy intranquilo, nervioso, angustiante.
Ahora estoy en ese periodo: ni se si quiero estudiar más, ni si quiero otro trabajo, ni si quiero irme de viaje o comprarme un coche... no se nada y me dejo llevar.

Tengo la sensación de aquel que habita en una sala de espera de hospital. Sabe que tarde o temprano llegará su momento, pero no sabe cuando. Sabe que algo va a pasar, pero no sabe qué. Sabe que está allí conscientemente y porque quiere, pero le gustaría estar en otro lado. Sabe que está esperando, pero no está tranquilo. Y además, no quiere decidir, prefiere que lo haga el médico por él...

04 septiembre 2008

Desequilibrio cordial

Yo era una niña tan sólo. Ya era mayor de edad, pero lo que sufrí, lo sufrí como niña. Un año entero duró su enfermedad. Y al final se fue. Ella era mi compañera de fatigas, mi mejor amiga, mi reverso de la moneda. Con ella había pasado todos los veranos de mi infancia. Y en ese último año de colegio, en el que estábamos realmente separadas, ella enfermó. Sus padres me dijeron que se curaría... y yo les creí. Un año después estaba en su entierro...
A partir de entonces empieza mi historia. Los primeros días sin ella, me sentía en shock, perdida, empecé a tomar pastillas para dormir. No podía conciliar el sueño por mi misma. Estaba demasiado afectada, no sabía sobreponerme a su muerte. Las pastillas se convirtieron en mis compañeras de viaje durante meses. Mi madre me decía que no podía seguir así pero ella fue la que me recomendo comenzar este “tratamiento”. Y no podía acabar con ello, estaba demasiado afectada...
Durante toda mi vida me había sentido el patito feo, no era cierto pero así me sentía. Ella era la guapa y yo la fea. Pero ella siempre me recordaba lo guapa que yo era. Ahora ella no estaba y yo seguía siendo el patito feo y ahora nadie me recordaba que merecía la pena. Estaba gorda, todo hay que decirlo. Aún más en esos meses, derrotada por las pastillas. Comencé a adelgazar rápidamente. No me preguntes como. Lo sabes: no comiendo y metiéndome los dedos. Mis pechos, envidia de todo el barrio se quedan en nada. Mi culo es ahora imperceptible. Mis brazos similares a los de un niño del tercer mundo.
Me eché novio en medio de todo esto... él me veía mejor cuanto más adelgazaba. Me decía lo guapa que estaba y yo le creía. Yo creo a todo el mundo. Y me siento tan a gusto con él... Quiero hacerle feliz y se que esta es la receta para hacerlo. No dejaré que los demás me vean como un patito gordo y feo.
Me considero una persona inteligente, y en mis estudios he tenido siempre buenos resultados. Creo que nadie se da cuenta de lo que realmente siento. Te echo tanto de menos... De repente es como si hubiera perdido la razón y la hubiera dejado de lado, ahora veo que tú te la llevaste, junto a mi estabilidad, si es que algún día la tuve...

Alguien me dijo que era porque quería hacerme notar. Yo creo que esa sólo es una pequeña parte de la historia. Lo cierto es que me deje llevar. Fui y soy debil, y estoy en medio de la mierda. Me deje llevar por lo que otros de mi entorno me decían. Y así me va...

03 septiembre 2008

Desequilibrio genital

Era de día ya, llevaba siéndolo desde que me acosté. Me levante y me duché. Me miré al espejo y tenía una cara de pena aún así. Me enfundé el traje de fiestas y me dispuse a pasar las fiestas lo mejor que podía.
Pasaba una por mi lado, piropo... me sonrío. Alejado de lo que viene siendo costumbre parecía que se había sentido atraída por mis palabras. Se fue.
Era mediodía, entramos al supermercado... nos conocían todas las cajeras de la noche anterior. No había tenido esa sensación nunca. Hola Susana. Hola Marta. Hola chicos – respondían ellas. Teníamos el poder.
Ya por la tarde, corrida de toros. Una chica cantaba a nuestro lado. Iba super escotada, nos estábamos poniendo malos. Nos dimos un paseo a ver a las damas de las fiestas, dos besos a cada una, un teléfono que pasaba a mi móvil... una copa que besaban sus labios, una mirada que mataba de gusto...
Llego la tarde y empezamos a beber cerveza. Muy borrachos todos. A una chica la tirábamos cerveza por el pecho. Ella se retorcía de gusto y jugaba con nosotros a tirarnos la cerveza también.
Llegamos a casa más bien cocidos. Cenamos y nos reímos de las andanzas del día. No sabíamos que posteriormente nos encontraríamos con nuevas mujeres en nuestro camino.
Al salir para el concierto nocturno ya íbamos cantando por la calle y las chiquillas se arrimaban. Una me declaro varias veces que tenía todo depilado... entiendo que por algo sería. No la conocía de más de 30 palabras, etílicas palabras.
Ya en el concierto, la prima de un amigo comenzó a poner su trasero en mis partes, meneándose con gestos obscenos... y quiero pensar que no era ningún tipo de danza ritual que practicase con los amigos de los miembros de su familia. Realmente esto empezaba a no tener nombre.... pero quedaba aún más. Una amiga suya totalmente descompensada (para bien) se me acercó y se me puso un poco tonta. Que si soy muy viciosa, no sabes tú las cosas que puedo hacer... mis amigos me la quitaron de encima, sin yo saber muy bien porqué y seguimos a lo nuestro.
Tras una meada en un callejón, encontramos a una de las cajeras de nuevo, una que no paraba de hablar y de hablar. La verdad era muy simpática. Este tipo de chicas que son para casarse con ellas y no para hacer nada golfo. Total que parece ser que la chica era pura imagen porque ya había sido bastante golfa esas fiestas. Pero bueno, realmente era simpática.
Pasaron las horas y en la discoteca estábamos felices tomando copas. Un amigo comenzó a liarse con la que disfrutaba con la cerveza por las tetas. Otro amigo se comía a una rubia desconocida totalmente para mi. Otro mandaba mensajes a una chica que conocía de Internet, que andaba por allí... y a mi me asaltó la descompensada. “Dame un piquito y te doy mi número de teléfono” Y así varias veces. Me dio su número y me dijo que nos fuéramos a su casa. O a mi hotel. O entre dos coches. Supe decir que no en el momento justo. Estaba jugando con fuego. Un poco más y me quemo del todo. Un minuto más allí e íbamos a salir todos ardiendo, todos y cada uno. Huimos como pudimos y a dormir. Hasta mañana...

P.D.: No sirvo para contar historias que no son verdad... como se puede observar. Aunque ciertamente exagerar los detalles siempre se me dio bien. Lo que pasó en esos días lo sabe todo el mundo: estábamos totalmente desequilibrados por nuestros genitales, era la única parte de nuestro cuerpo a la que hicimos caso. La intrahistoria que tiene esta historia es que nosotros realmente estábamos a gusto y deseosos de nuestra condición de playboys... y que olvidábamos facimente cualquier otra cosa: amistades, reputaciones, parejas,... nos habíamos fiado de nuestro cerebrito, el que está entre las piernas.

02 septiembre 2008

Te echaré de menos.

El destino junta a las personas y supongo que también las separa. Parece que va llegando el momento de la despedida y me doy cuenta de lo importante que te has hecho para mi en mi vida.
Siempre, a lo largo de los años hay momentos en los que congenias con alguien mucho. Luego como en todo en la vida, las relaciones se enfrían o se calientan dependiendo de los nexos de unión en el tiempo que se encuentran. Yo siempre digo: “Es ley de vida, las relaciones humanas son frías o calientes, y no por ello dejas de tener amistad”. Sin embargo, para mi, esta realidad siempre se hace dura. Hasta el punto de que uno se encuentra por la calle y dice: "Ese me sonaba" pero no se atreve a saludar.
Ahora que parece que se va a poner fin a una época en la que tenerte cerca ha sido siempre un placer, sólo puedo dar gracias por los momentos vividos a lo largo de estos últimos meses. Especialmente por las conversaciones en las que ambos nos solucionábamos la vida y divagábamos acerca de nuestros problemas con nuestras respectivas parejas, nuestros trabajos o nuestras actitudes ante la vida.
Y desde luego gracias por cada uno de esos momentos en los que estuviste pendiente de mi porque yo, ser poco sociable, me quedaba solo o no tenía en quien recurrir.
Evidentemente, no se acaban muchas de esas cosas, pero si que de repente... con tu marcha, se enfría una relación de forma indefinida. Y aunque uno nunca sabe donde le lleva el destino y hoy uno está aquí y mañana allí, siento que se va algo importante así de repente.
Y la verdad, siento pena. Pena por mí mismo, de forma egoísta, porque se que tú vas a estar mejor donde vas, pero sin embargo se que yo sin ti, estaré peor.
Habrá cosas que no cambien pero todos sabemos bien que la distancia hace el olvido y es en el día a día donde uno mantiene ese calorcito de las relaciones humanas. Siempre quedará Internet pero no verte la cara, desde luego, hará que nos alejemos.

Siempre me quedará pensar aún así, que hubiera sido de nosotros si nos hubiéramos conocido en otro tiempo y quizá en otro espacio. ¿Qué hubiera pasado? Nunca lo sabremos. Sólo se que me hubiera gustado saberlo. Sin entrar en nostalgias o en añoranzas de vidas diferentes a la que vivimos, pero sí que me hubiera gustado vivirlo. Porque realmente eres una persona fantástica, te deseo lo mejor.
Y bueno, el que pasará a partir de ahora, no lo se. Supongo que en este año de cambios que se avecinan en mi vida, uno más es aprender a desenvolverme por aquí sin ti. Y bueno, igual que hace un año no existías en mi vida, ahora será poco menos que lo mismo. La verdad, da pena pensar que las personas que en el último año han ido apareciendo, han ido poco a poco desapareciendo, igual que vinieron.
Ley de vida. Pero no por ello tiene porque ser agradable... ¡hasta la próxima!

01 septiembre 2008

Y finalizó Agosto...

Y aquí estamos. Otra vez el ciclo de la vida. El ciclo de cada año ahora comienza. Yo cada año me lo tomo de Septiembre en Septiembre. Y ahora vendrán las hojas caídas, luego el fío polar, luego los primeros destapes de la primavera y finalmente el sopor y el vacío del verano.
Un verano... que me lleva a la perdida de control. Este año creo que ha sido como nunca esta pérdida. Cada fin de semana ha estado bañado de acontecimientos, fiestas, viajes y desfases. Y bueno, en cierto modo no se si me alegro de que llegue Septiembre de nuevo con sus restricciones o me entristezco de dejar atrás todo este descontrol.
Llega Septiembre y me apetece retomar todo lo que antes se me pasaba por mi cabeza: situación laboral, situación de pareja, situación ante la vida...
Ha sido un verano en el que no he tenido escrúpulos para prácticamente nada, desgraciadamente. En el que alguna mañana me he levantado pensando: ¿soy así? ¿me gusta esto que estoy haciendo? ¿qué vida quiero llevar? Me he recordado a mi mismo a algunas épocas realmente negras de alguno de mis amigos, en la que iban sin rumbo, sin ilusiones ante la vida... épocas en las que yo he sido su azote, y les he criticado. Y es que todos somos humanos, todos tenemos momentos de este tipo... pero supongo que la clave está en salir fortalecido de estos periodos. En saber levantarte o en saber volver a tu vida corriente y en no añorar estos “periodos de descontrol y ausencia de ti mismo”. Quizá este sea el último año de descontroles, el último verano en que gamberrear por ahí sin que nada te importe. Así creo que, inconscientemente, me lo he tomado.
Sin embargo, estos 2 últimos meses me han hecho descubrir varias cosas. Por ejemplo a descubrir que puedo vivir sin hacer una llamada a mi pareja y sin echarla de menos. Y a la vez descubrir que los momentos pasados con ella son los más felices y tiernos del día. Y también a descubrir que mi fe se resiente día tras día, y con ello especialmente, mi coherencia.
Y finalizó Agosto. Por fin. Y ahora tengo ganas de dedicarme a mis cosas, de dedicarme a mi mismo, de aclarar en que punto me encuentro... quiero ver que van a ser los próximos 10 meses de mi vida. Quiero pensar en que caminos voy a tomar en un año que se me presenta bien diferente. Cambios laborales. Cambios en mi tiempo libre dedicado a los demás. Cambios en el grupo de amigos. Un año que parece lleno de retos. ¿Estaré a la altura? ¿Seré yo mismo? ¿Seguiré en la senda del descontrol? Temo perder la cabeza pero también temo conformarse con cualquier cosa. Este año debe ser el del salto cualitativo en lo laboral por ejemplo: de trabajar con desgana y en lo que toque, a empezar a elegir tu futuro, o algo que realmente disfrutes...
Y con el fin de Agosto vuelven las rutinas de cada día. Las benditas rutinas...