22 enero 2008

Así no.

Este fin de semana he sentido como se me iban de las manos las situaciones. Con todo aquel que he podido discutir lo he hecho.
No se puede vivir con tanta intransigencia como yo vivo. Me cuesta aceptar todo lo que sea diferente, y cuando me encuentro con una situación que me incomoda, siento algo dentro que me explota...y lo tengo que soltar.
Eso hace mucho daño a la gente, y aunque a mi me ha parecido una reacción como cualquier otra, creo que me estoy pasando de la raya. No se puede vivir así.
No puedo vivir haciendo daño a la gente que me rodea, y no lo hago intencionadamente, sino que lo siento como algo propio, muy mío y son reacciones desmesuradas, hasta tal punto que me dan miedo por ser incontrolables. He hecho mucho daño a mi familia, mi novia, mis amigos... por no saber controlarme.
Siempre he pensado que se hiere más con las palabras frías y calculadas, que desde una reacción desmesurada sin contenido, un grito vacío que sólo clama comprensión...
Y es que mis gritos sólo son palabras altas que quieren ser escuchadas. Pero hacen daño... y no me he dado cuenta de la gravedad hasta ahora.
“En el momento en el que uno grita pierde la razón” me decía mi padre y me recordaban estos días. ¡Hace tanto que no me decían eso! Tengo que controlarme y le pido a Dios que no saque eso de mi, ese demonio, que para mi es como yo lo llamo “lo peor que hay dentro de mi”.
Creo que soy un buen hombre, pero cada cierto tiempo pierdo el sentido de lo que hago, la coherencia en mis acciones, la razón en mis palabras... y hago daño, odio más que amo. Es necesario que cambie eso para ser feliz, para no hacer daño y sobretodo a una cosa que me da mucho miedo: quedarme solo. Siempre decía que estaba destinado a quedarme solo, que nadie me aguantaría, pero creo que no puedo dejar que eso pase. Tengo miedo de que pase.Necesito controlar ese mal, y lo necesito hacer ya. No puedo comportarme así. Nunca más.

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