14 enero 2008

Echarle cara al asunto.

"No deseo pertenecer a ningún club que
acepte como socio a alguien como yo."
Groucho Marx.
Buenos días. Creo que voy entendiendo esta frase, aunque realmente me ha costado mucho sacarle un sentido... quizá Groucho sabía que era un tipo con mucha cara, y que el que le aceptaran o no en el club le daría igual pues su comportamiento sería el mismo. Vamos, que él y su bigote iban a vagar a sus anchas por donde quisieran.
Estas palabras las estoy dando vueltas porque veo que la gente tiene mucha cara. Que a la gente le da igual ser o no invitada en un sitio, que ya ellos se sienten invitados. Yo que guío por el principio de “no incordiar” prefiero quedarme en casa si no me siento invitado a un sitio, para que no haya nadie incómodo, o que si hay un grupo de personas de las que se que no caigo bien a alguien, no me quedo para joderle sino que intento evitarlo. Yo creo que siempre es mejor evitar el conflicto.
Pero no sólo es eso, es que pongamos que yo tengo una casa, si en mi casa dejo puertas abiertas para que entre todo el mundo... lo mínimo que pediría es que se respetasen mis normas: que todo este en orden, que las cosas se dejen como estaban, que de vez en cuando se tenga un detalle y se pase una bayeta o una escoba,... no se, lo normal. Estas normas de conducta tan básica parece que no son usadas por todo el mundo. Y eso me indigna.
Me quema que la gente no cuide las cosas. Me quema cuando en el ascensor de tu casa tienes una pintada o alguien ha escupido al suelo. JODER, que cerda es la gente!
Me pongo malo cuando alguien se acopla a un grupo de personas, y sabe, que no es bien recibido. O cuando en un bar un gilipollas se hace el tonto y te quita la tapa (creerme que me ha pasado). O cuando, uno llega a una casa y no pregunta si se puede o no fumar. Me parece una falta de consideración, de educación... de todo. La gente no respeta al otro.
En primer lugar no respeta el espacio del otro, lo invade, atenta contra él y lo corrompe. En segundo lugar no respeta el tiempo del otro, ¿no os han llamado a las 4 de la tarde y os han dicho: “¿te he despertado?”? Vale, que sí, que a lo mejor soy un poco exagerado...pero a base de esos pequeños detalles, podríamos hacer la existencia del otro más cómoda...podríamos hacer que el otro, al no intervenir en su vida, viva más feliz.
Y es que hacer feliz al otro no es sólo el hacer cosas buenas por él, sino también dejar de hacer cosas malas contra él, cosas que le pueden molestar... aunque sea sólo un poquito.Si alguien quiere un consejo, que me haga caso: no metas la zarpa en la vida del otro, si puedes entra con sigilo.

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