08 enero 2008

Una bomba

¡Menos mal que acabaron las navidades! Esta época del año, sí, esta muy bien, todo muy bonito y todo eso, pero... ¡estoy hecho polvo! Me pase nochebuena con fiebre, tras nochevieja mi estomago es insoportable y casi cualquier cosa que tomo así un poco buena (grasa o alcohol) me hace saltar el estómago, la bomba que tengo por estómago.
Y es que estos días la verdad son días de excesivos excesos. Y eso que yo me controlo bastante, que luego se nota, pero ni por esas.
En este 2008 me planteo de nuevo una vida maravillosa: sin alcohol excesivo, con planes todo el día, en el que voy a aprender muchísimo Inglés y que voy a ser buenísimo. Pues ya estamos a día 8 y todo sigue igual, empeze el año con borrachera en Nochevieja y en los días sucesivos. Vómitos, dolores de cabeza...
Empecé y no he tocado nada de Inglés. Empece el año y sigo siendo un cabrón.
Promesas incumplidas que espero no dejar mucho tiempo. La cuestión es proponerse el cambio. Aunque realmente, somos tan felices cada uno en nuestra mediocridad... yo se que si abandonara la mediocridad sería un tío grande, podría ganar pasta, ser famoso incluso, tener todo, o incluso ser una bellísima persona que diera la vida por los otros... pero sigo en mi mediocridad.
¿Qué necesito para dar el paso? No lo se.
Seguro que mucha gente ha sentido eso; que podría hacer otra cosa de la que hace, con poquito esfuerzo, pero que le exigiría dejar alguna cosa de las que ya hace, en la que se encuentra cómodo, en la que con poco que haga puede seguir subsistiendo...
Y una cosa es subsistir y otra bien distinta es vivir. Yo, personalmente, creo que los humanos no nos damos cuenta de la vida que tenemos hasta que somos viejos para cambiarla, y que nos pasamos la vida subsistiendo, malviviendo, dejandola pasar... en lugar de buscando la verdadera felicidad.
Quizá crecí en un ambiente sin aspiraciones y quise rebelarme a eso, para ser realmente lo mismo, una persona que le basta con tener detalles de felicidad, pero sin tener felicidad abundante y rebosante. Aunque bueno... tampoco se cual es la verdadera felicidad. Pero seguro que no es vivir a medias como muchas veces hago.
En definitiva, que mi vida es como mi estómago. Una bomba. Es delicada y hay que tratarla con cariño, porque si no, cualquier día explota... hay que darla cosas sanas, porque si no, se pierde.
Y duele, y las resacas son aún peor que las borracheras, y no merece la pena.
Un abrazo desde el caballo, aqui todo sigue oscurito.

P.D.: Cuando uno empieza a escribir tiene una idea y acaba con otra muy distinta, es la magia del Blog, empecé sin saber muy bien de que hablar, quiza de mi tripa delicada, de lo malo que es salir y todo esto de la Navidad, y desemboca en la vida que uno lleva y en la felicidad. ¡Es magia!

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