14 marzo 2008

A mis compañeros cubiculares.

Queridos compañeros de trabajo:
Sois unos hijos de puta. No tengo palabras más suaves para describir lo que siento hacia vosotros. Es realmente indignación, me supera la situación, no entiendo como se puede ser así, como podéis trabajar de esa manera, que denigra a las personas.
Hace un tiempo, cuando parecía que queríais agradarme, todo eran cumplidos hacia mi. En cuanto os di una primera contestación brusca se acabaron. En cuanto deje de complaceros cada momento y de ser una marioneta, comenzasteis con las risitas entre vosotros, a comentaros por Messenger cosas acerca de mi, a usar comentarios irónicos al dirigiros a mi. Comenzasteis a pincharme para ver cuanto era capaz de aguantar, y como sabíais que era poco, os reíais.
Ante mis aspiraciones por un trabajo mejor, por un puesto mejor, por una vida mejor, vosotros me atacabais usando mi partido político diferente al vuestro, mi confesión religiosa, o mis propias convicciones morales, preguntando con intención de buscarme las cosquillas, para reafirmaros, regodearos...
Laboralmente, el trato humano recibido es el mismo. Ante vuestros propios defectos y vuestras mediocridades (que son muchas porque no tenéis ningún tipo de aspiración) miráis para otro lado. Ante los defectos de los demás los machacáis.
Cuando queréis que os hagan algo andáis como lobos con piel de cordero. Además, dais la información limitada suponiendo que el otro ya sabe de que habláis, y cuando os preguntan más, ponéis mala cara, ponéis excusas, tratáis al otro de ignorante, de necio y encima usáis vuestra habitual ironía mal entendida, para tratar al otro de subnormal pensando que no se entera, pero sí, sí se entera y no os aguanta.
Como uno trate de excusarse o explicarse, como vosotros lo hacéis habitualmente, os ponéis a la defensiva, y hacéis como si no fueran necesarias las excusas en lugar de asentir y callar, aceptar que el otro se disculpa. No hacéis que otro esté cómodo al lado vuestro.
Hacéis conversaciones excluyentes, criticáis lo criticable y lo que no, ponéis el grito en el cielo por el error del otro y omitís palabra de disculpa ante el vuestro... estar cerca de vosotros es una constante prueba de fuego: nunca confiareis en otro.
Lo peor de todo es lo iguales que sois. Parece como si cada uno se hubiera empapado de lo peor del otro. Dudo si tenéis moral. Tenéis la moral del proteccionismo entre vuestro grupo cerrado. Elimináis al diferente. Le tratáis como apestado. Lo que no os dais cuenta es de que realmente los apestados sois vosotros. La gente del proyecto a la que criticáis por la espalda y ponéis cara de amigos delante suyo, no os traga. Creéis que sois los buenos pero yo que estoy al lado vuestro cada día, se lo que sois, sois lo peor. Humanamente, un cero. Profesionalmente, muy próximos al cero.
Sólo lamento que me haya tocado trabajar con vosotros, aguantaros cada día, y veis como despreciáis al mundo, a todo aquello que no sois vosotros mismos.
Espero no ser nunca como vosotros.

No hay comentarios: