18 marzo 2008

Pascua II. La pobreza.

Me atormenta pensar en la pobreza por dos razones. La primera es por la impotencia que siento hacia aquel que sufre y pasa realmente hambre, aquel que de verdad necesita una ayuda que no estoy dando. La segunda es por la intolerancia, el rechazo que siento hacia gente que no pasa hambre, pero que vive quizá en las calles, mendigando y sin buscar un futuro mejor. Creo que ambos sentimientos necesitan una reflexión profunda en mi vida. Empezaré por el segundo: la intolerancia.
Cuando veo a un pobre por la calle, o me piden dinero, lo primero que siento es rechazo. No suelo dar dinero por la calle, ya que sí que doy dinero a ONG’s (no se si para lavar mi conciencia y delegar la tarea en otros, fiándome de ellos), y creo que es perder el dinero, malinvertirlo en definitiva. ¿Cómo uno llega a la calle? Realmente, creo que es muy difícil llegar a esa situación, es necesario un cúmulo de despropósitos: pérdida de empleo, alcoholismo, rechazo de la familia, desgracia familiar, invalidez por accidente,... pero siempre dudo. ¿Dónde irá mi dinero si se lo doy? ¿En otra copa? ¿En una rayita más? ¿En putas? La siguiente sensación a la de rechazo es la desconfianza.
Ayer mismo, estaba yo sentado en un banco a las 21:00. Una señora en pijama se acerco a nosotros contándome una historia de que si yo le podría dejar 1 euro sin decirme para que lo quería. ¿Qué necesidad tiene esa señora de 1 euro? Si estaba en pijama, es que tiene casa, pues no llevaba ropa ni mochila... Estaba aseada o eso parecía. A las 21,00 las tiendas están cerradas, no podía comprar nada de primera necesidad. Y si tiene hambre... mucho hambre tienes que tener para salir a esa hora de tu casa en pijama. ¿Para que coño mendigaba a esas horas? Eso me habla de muchos problemas de nuestra sociedad: analfabetismo, ludopatía, tabaquismo, soledad... ¿cuál de ellos tendría la señora? Ante esos problemas, yo no puedo dar una respuesta de 1 euro. Lo que necesita esa señora no es 1 euro. Es otra cosa.
¿Cuánta gente no ha puesto freno a una situación que les superaba? ¿Cuántos además, una vez caídos, no se han levantado? En mi aparece el sentimiento de que muchos se lo han buscado, pues para mi la vida es de los luchadores, de los que se levantan y esa gente dejó de luchar. Me cuesta entenderlo; ¿cómo alguien puede ver que su vida es una mierda y no hacer nada?
El sentimiento de impotencia del que hablaba al comienzo es desde luego el lógico de todas las personas: ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo ayudar? ¿Cómo se puede llegar a eso? ¿Cuántos más están en esa situación de desesperanza? Pero creo que no debería valer con compadecerse...
Esto si es Pascua, el sufrimiento real de las personas. Y es ante eso a lo que debo dar una respuesta. No se de que manera... pero habrá que buscarla. Como cristiano debo estar en la obligación de responder y no de quedarme de brazos cruzados. Sin embargo es tan difícil... me gusta divagar y pensar, pero actuar es más complicado... para mi es más fácil decir “lo que se debería hacer” pero hacerlo es otra historia.

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