06 junio 2008

Efímera felicidad

Si hace unos días os decía que estaba pasando unos malos días. Ahora os voy a contar otra cosa...
En mi vida, la felicidad sintiéndolo mucho, depende en exceso de los estados de ánimo. Por eso, con leves toques, con buenas noticias inesperadas, cuando todo empieza a cuadrar... entonces todo es de color de rosa, todo es feliz y bonito, todo en la vida merece la pena y todo merece más bien, la alegría.
Ayer me daban un par de buenas noticias y ya tenía la sonrisa en la cara que me había faltado la semana anterior. Me muevo por impulsos. Por efímeras felicidades. Y sin embargo, no me importa nada. No consigo descifrar si esto es bueno o malo. Realmente, lo que uno siempre aspira es a tener “estado de felicidad”: me considero un ser feliz, en un estado apenas perturbable de felicidad, de satisfacción con lo que uno tiene. Yo ahora mismo, eso no lo puedo alcanzar. Soy un insatisfecho.
Como siempre digo a los niños de catequesis no es lo mismo ser feliz que estar feliz. Y eso lo entienden bien. No es lo mismo, para nada. Pero realmente me doy cuenta de que pedir a un niño, a un joven o incluso a mí, ese estado de felicidad... es complicado. Y más si eres un insatisfecho como yo.
Sin embargo esos momentos de felicidad, motivados por cuatro tonterías juntas que te hacen tener otro estado de ánimo (el ánimo a diferencia de lo que debería ser la felicidad sí es muy cambiante) merecen mucho la pena. Hacen que días grises se llenen de colores. Y sólo por eso, merece una sonrisa.

Yo no soy feliz actualmente, creo que hace un año o dos lo era... todo empezaba a ser novedad: estabilidad con mi novia, incorporación al mundo laboral con el consiguiente aumento en ceros en cuenta, vida relajada, distinta...
Ahora estoy demasiado “estable” y eso me deprime por momentos, necesito nuevos retos y con tonterías, mínimas tonterías puedo estar feliz. Pero para ser feliz necesito otras cosas... no se que es, porque lo fui pero ahora no es que sea infeliz, pero no me siento feliz cada momento del día, vivo de esos “momentos de felicidad”.
Y benditos momentos... que sería mi vida sin ellos.

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