31 julio 2008

¿Brillante?

Yo a mi mismo me he tenido muy bien considerado durante años. Me consideraba una persona con capacidades. Decía que otros terminarían la carrera y se los comerían en sus trabajos pero que a mi eso no me pasaría porque tenía otras capacidades: era cabezón, tenía carácter, hablaba bien en público y con convicción...
La verdad es que en mi vida las cosas han ido bastante bien siempre y no me he podido quejar. Saque buenas notas en el cole, acabe mi carrera con los primeros de la clase, encontré trabajo rápido y me hablaron de mi valía también rápidamente.
Con tanta suerte y tanto halago, me he atolondrado y ahora sinceramente me pregunto si yo soy como me decían y como yo me estimaba una persona brillante o tal vez un tipo con un poco de suerte.
No se porqué pero cada día pienso que soy más mediocre. En mi trabajo no soy feliz porque no hago ni lo que quiero ni lo que me gusta ni estoy motivado. Sin embargo no se lo que quiero ni lo que me gusta ni lo que me motiva. Cuando me cambié de trabajo todo se redujo a una cuestión de dinero y comodidades adquiridas. Perdí mis privilegios laborales y gané otros. Pero seguí siendo el mismo infeliz, el mismo pringao que le vendían una moto y luego veía que era una bicicleta...
Se supone que una persona brillante trabaja en los sitios más destacados, que está a la vanguardia de la sociedad, que no se deja engañar. Yo se que me he dejado engañar, que se me están comiendo con patatas y me ha dado igual.
Me dedico a trabajar para empresas secundarias. Sin futuro. Sin una perspectiva. Me adulan por mi trabajo a veces y me lo creo. Pero son todo palabras. Ni siquiera yo me creo bueno, o al menos buen profesional, pues me paso el día escribiendo en el blog, leyendo el periódico, chateando o en mis cosas... ya que como muchas veces digo: si trabajo más de la cuenta, me quedo sin cosas que hacer... excusas para no ser realmente brillante y emplear el tiempo en algo de provecho.
Me conformo. Me he conformado. Me planteo tantas veces que quiero ser en la vida que me he acostumbrado a no dar una respuesta. A veces también me consideraba trabajador e inconformista pero a la vista de esto, es lógico que no lo soy.
Tengo ilusiones que nunca cumpliré (algunas de ellas las podeis leer en el margen derecho de este blog), muchas profesiones que nunca realizaré y estudios que nunca estudiaré. ¿Miedo al que dirán? ¿Falta de vocación? ¿Ansias de correr y no querer parar? ¿Cuestiones económicas? No lo se. Demasiadas preguntas. No tengo claro nada.

Tampoco tengo claro que es lo que realmente me hubiera gustado ser en la vida. Si hubiera nacido atlético me hubiera gustado ser futbolista (como todos los niños), como no lo soy me gustaría ser entrenador. Si hubiera nacido superdotado me gustaría descubrir vacunas contra el cancer o hacer algo de provecho por toda la humanidad, pero al fin y al cabo acabo pensando en mi bolsillo tarde o temprano, en la pela... que es lo que nos mueve.
Es triste acabar reduciéndote a ti mismo a dinero o a una vida cómoda. ¿El dinero da la felicidad? Yo no tengo mucho, tampoco me puedo quejar... pero aseguro que no la da. Pero pienso tantas veces en mi futuro, con una casita en la playa, otra en la sierra, con mis perros jugando y mi todo terreno aparcado junto al Mercedes... con mis niños a los que no les falte de nada. ¿Y entonces qué? ¿será felicidad eso? No se... confío en que sí... he vendido mi alma al diablo por ello, parece ser.

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