07 agosto 2008

Un mes de agosto

Pues sí. Mucho calor, eso es lo primero que está claro. Pero a mi realmente tampoco me desagrada tanto. Creo que cuando era chico me era mucho más desagradable. No podría vivir en una ciudad costera con calor pegajoso... por eso tengo ese recuerdo infausto de Barcelona. Ahora este calor seco, este calor que te invita a no salir de casa es para mi una bendición de tiempo en mi vida, una bendita tranquilidad. Relax.
Trabajo sólo de mañana ahora. Y la verdad... una tarde entera para uno es realmente un regalo. Puedo ver la tele tranquilamente tumbado en la cama. Puedo estar horas en el ordenador haciendo nada. No tengo deberes con nadie que me hagan moverme antes de las 7 u 8 de cada día. Me encanta. Para mi son vacaciones esto realmente. No voy a osar que nadie me quite esta calma, este gobierno de mi vida llevada a la deriva, a la magnifica deriva del descanso, de la cabeza hueca, del pecado capital de la pereza.
Mi mes de agosto consiste en que no me vea el sol. Y lejos quedan ya mis tiempos de desfase, de llegar a casa tardío y levantarse destrozado... creo que ahora me cuido mucho más. Me voy haciendo viejo en todos los sentidos: me cuido más, hago menos actividades de riesgo, duermo mis horas, descanso... llámenme aburrido o no, pero ahora disfruto de eso. Creo que para el desfase tengo esos momentos contados donde te vas a un pueblo perdido con los amigos. En mi vida de cada día, no quiero despropósitos ya, me parece infantil (eso mis amigos creo que no lo entienden).
Mi novia está de vacaciones y tengo la sensación extraña de que estoy muy a gusto con ella lejos, sin hacerme planes constantemente, y sin tener la necesidad de pensar en dos a la vez. A lo mejor estamos tomándonos nuestra vida con demasiado énfasis. Corriendo y sin parar para descansar. Y eso quema. Creo que me quemo cada día, no se disfrutar del descanso.
De pequeño creía que dormir era una perdida de tiempo. Pensaba que podía jugar con los Legos más horas, si dormía menos. Con el tiempo supe aprovechar la noche para lo que era, descansar. Ahora que duermo menos (y me tumbo menos en el sillón) que en mi vida universitaria... noto que me falta algo. No es vaguería, simplemente es darle a cada momento su tiempo exacto. Me acostumbré desde siempre a vivir deprisa, a jugar en la raya que separa la ansiedad de la actividad. ¡Qué niño más nervioso! me decían. De nuevo, el tiempo me dio la serenidad, y ya no era activo en actos sino en pensamientos. Todo el día maquinando...
Y en estas que llega el agosto a nuestras vidas. Y me siento realmente necesitado de Agosto. Necesitado de su cansino sopor, necesitado del asfalto recalentado y necesitado de ausencias. Unas ausencias manifestadas en poco trabajo, cero preocupaciones, no movidas pastorales ni de ningún tipo...Agosto... nunca te he sabido valorar como ahora lo estoy haciendo.

Por cierto, nota: ¡Cómo me cuesta arrancar el blog cada mes! Parece que termina un mes y se me acaban las ideas. También es cierto que como os he contado en este post; tengo poco que contar. Bueno, como siempre, me comprometo a cuidarlo un poquito más...

No hay comentarios: