01 septiembre 2008

Y finalizó Agosto...

Y aquí estamos. Otra vez el ciclo de la vida. El ciclo de cada año ahora comienza. Yo cada año me lo tomo de Septiembre en Septiembre. Y ahora vendrán las hojas caídas, luego el fío polar, luego los primeros destapes de la primavera y finalmente el sopor y el vacío del verano.
Un verano... que me lleva a la perdida de control. Este año creo que ha sido como nunca esta pérdida. Cada fin de semana ha estado bañado de acontecimientos, fiestas, viajes y desfases. Y bueno, en cierto modo no se si me alegro de que llegue Septiembre de nuevo con sus restricciones o me entristezco de dejar atrás todo este descontrol.
Llega Septiembre y me apetece retomar todo lo que antes se me pasaba por mi cabeza: situación laboral, situación de pareja, situación ante la vida...
Ha sido un verano en el que no he tenido escrúpulos para prácticamente nada, desgraciadamente. En el que alguna mañana me he levantado pensando: ¿soy así? ¿me gusta esto que estoy haciendo? ¿qué vida quiero llevar? Me he recordado a mi mismo a algunas épocas realmente negras de alguno de mis amigos, en la que iban sin rumbo, sin ilusiones ante la vida... épocas en las que yo he sido su azote, y les he criticado. Y es que todos somos humanos, todos tenemos momentos de este tipo... pero supongo que la clave está en salir fortalecido de estos periodos. En saber levantarte o en saber volver a tu vida corriente y en no añorar estos “periodos de descontrol y ausencia de ti mismo”. Quizá este sea el último año de descontroles, el último verano en que gamberrear por ahí sin que nada te importe. Así creo que, inconscientemente, me lo he tomado.
Sin embargo, estos 2 últimos meses me han hecho descubrir varias cosas. Por ejemplo a descubrir que puedo vivir sin hacer una llamada a mi pareja y sin echarla de menos. Y a la vez descubrir que los momentos pasados con ella son los más felices y tiernos del día. Y también a descubrir que mi fe se resiente día tras día, y con ello especialmente, mi coherencia.
Y finalizó Agosto. Por fin. Y ahora tengo ganas de dedicarme a mis cosas, de dedicarme a mi mismo, de aclarar en que punto me encuentro... quiero ver que van a ser los próximos 10 meses de mi vida. Quiero pensar en que caminos voy a tomar en un año que se me presenta bien diferente. Cambios laborales. Cambios en mi tiempo libre dedicado a los demás. Cambios en el grupo de amigos. Un año que parece lleno de retos. ¿Estaré a la altura? ¿Seré yo mismo? ¿Seguiré en la senda del descontrol? Temo perder la cabeza pero también temo conformarse con cualquier cosa. Este año debe ser el del salto cualitativo en lo laboral por ejemplo: de trabajar con desgana y en lo que toque, a empezar a elegir tu futuro, o algo que realmente disfrutes...
Y con el fin de Agosto vuelven las rutinas de cada día. Las benditas rutinas...

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