14 octubre 2008
Hay mucho hijoputa suelto (o Un día de furia)
Realmente el mundo está lleno de cabrones. De malditos cabrones egoístas... que se dedican a amargar al que tienen al lado. Con lo sencillo que es respetar la barrera de no meterse en la vida del otro...
En un mismo día de mi vida hay varios ejemplos que me enervan y me hacen liarme a mamporrazos con el mundo, con el primero que pase, casi ni me importa quien sea...
Te levantas por la mañana y todo se supone que es normal, se supone que es agradable. ¿Por qué iba a ser un mal día? Pues porque tu coche no arranca, porque se te ha acabado el metro-bus, porque al de al lado del Metro le huele el sobacazo (hay que ser cerdo), o porque simplemente te has quedado dormido.
Y te pones a trabajar y te acuerdas de aquellos que en el trabajo te hacen la vida imposible, te dicen una cosa en la cara y otra en la espalda, aquellos que si no les controlas con un correo de por medio te la meten doblada... odio esas actitudes pero en mi mundillo las veo continuamente. ¿Tanto cuesta ser hombres y mujeres de palabra? La palabra en el año 2008 está devaulada.
Continuemos: un garaje se supone que es un lugar seguro para tu coche. Pero ¿y si no lo es? Y si tu plaza de garaje se convierte en el vertedero de la gente que pasa por allí, y si tu coche se convierte en presa fácil para los manga-antenas, los ralla-puertas y los roba-logos de marca. Bueno, pues en mi garaje eso te puede ocurrir... ayer mismo me encontré que me habían mangado el símbolo de mi coche... y no es un Mercedes precisamente. Hay que ser hijo de puta... y ¿qué haces? ¿Te quejas al guardia de turno que está ahí simplemente para cumplir sus horas y que si le das un problema y te ficha el coche lo mismo te lo ralla el mismo? Un día encontré mi plaza ocupada... y el guardia no hizo nada... le faltó reírse en mi cara.
Y si llegas a casa... esperas calma, paz... hasta que te llaman por teléfono a la hora de la siesta ofreciéndote enciclopedias, tarjetas, un apartamento en Torrevieja... y claro, yo no entiendo porque tienen mi teléfono esa gente. Así que me pongo muy borde, les digo que me borren de la Base de Datos y encima te echan el mal de ojo... te dicen que te vas a hundir con la hipoteca que tienes, que ellos no tienen la culpa de llamarte y que es su trabajo... pero la tienen. La tienen y mucha. Porque son auténticos chupa sangres.
Acabas el día queriéndote dar una buena ducha... pues la última es que a tu madre se le ocurra cambiar la alcachofa de la ducha pero no lo que lo sujeta. Ahora no coinciden... apagas la ducha y se te cae en la cabeza... y empieza a salir sangre. Cojonudo. Menos mal que sólo es una heridita.
Hay días que realmente me gustaría ser Michael Douglas en Un día de furia y volverme realmente loco. Creo que no estoy tan lejos... cualquier día esa película la adaptarán para mi más negra historia...
1,2 y 3... yo me calmaré... 4,5 y 6... todos lo vereis.
En un mismo día de mi vida hay varios ejemplos que me enervan y me hacen liarme a mamporrazos con el mundo, con el primero que pase, casi ni me importa quien sea...
Te levantas por la mañana y todo se supone que es normal, se supone que es agradable. ¿Por qué iba a ser un mal día? Pues porque tu coche no arranca, porque se te ha acabado el metro-bus, porque al de al lado del Metro le huele el sobacazo (hay que ser cerdo), o porque simplemente te has quedado dormido.
Y te pones a trabajar y te acuerdas de aquellos que en el trabajo te hacen la vida imposible, te dicen una cosa en la cara y otra en la espalda, aquellos que si no les controlas con un correo de por medio te la meten doblada... odio esas actitudes pero en mi mundillo las veo continuamente. ¿Tanto cuesta ser hombres y mujeres de palabra? La palabra en el año 2008 está devaulada.
Continuemos: un garaje se supone que es un lugar seguro para tu coche. Pero ¿y si no lo es? Y si tu plaza de garaje se convierte en el vertedero de la gente que pasa por allí, y si tu coche se convierte en presa fácil para los manga-antenas, los ralla-puertas y los roba-logos de marca. Bueno, pues en mi garaje eso te puede ocurrir... ayer mismo me encontré que me habían mangado el símbolo de mi coche... y no es un Mercedes precisamente. Hay que ser hijo de puta... y ¿qué haces? ¿Te quejas al guardia de turno que está ahí simplemente para cumplir sus horas y que si le das un problema y te ficha el coche lo mismo te lo ralla el mismo? Un día encontré mi plaza ocupada... y el guardia no hizo nada... le faltó reírse en mi cara.
Y si llegas a casa... esperas calma, paz... hasta que te llaman por teléfono a la hora de la siesta ofreciéndote enciclopedias, tarjetas, un apartamento en Torrevieja... y claro, yo no entiendo porque tienen mi teléfono esa gente. Así que me pongo muy borde, les digo que me borren de la Base de Datos y encima te echan el mal de ojo... te dicen que te vas a hundir con la hipoteca que tienes, que ellos no tienen la culpa de llamarte y que es su trabajo... pero la tienen. La tienen y mucha. Porque son auténticos chupa sangres.
Acabas el día queriéndote dar una buena ducha... pues la última es que a tu madre se le ocurra cambiar la alcachofa de la ducha pero no lo que lo sujeta. Ahora no coinciden... apagas la ducha y se te cae en la cabeza... y empieza a salir sangre. Cojonudo. Menos mal que sólo es una heridita.
Hay días que realmente me gustaría ser Michael Douglas en Un día de furia y volverme realmente loco. Creo que no estoy tan lejos... cualquier día esa película la adaptarán para mi más negra historia...
1,2 y 3... yo me calmaré... 4,5 y 6... todos lo vereis.
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