13 octubre 2008

Si fuera libre

Si fuera libre diría que odio más que amo, que detesto más que aprecio, que muero más que vivo...
Si fuera libre no tendría escrúpulos, me enriquecería a costa de los más inútiles. Ascendería por encima de las cabezas ajenas.
Si fuera libre disfrutaría del sexo con todo ser viviente, sin importarme su procedencia, ni su pasado ni su presente, aún menos su futuro... disfrutaría sin pensar en compromisos adquiridos o adquiribles.
Si fuera libre no tendría amigos, sino conocidos, no tendría enemigos sino desconocidos, no tendría personas sino objetos.
Si fuera libre no me importaría despilfarrar la comida, el dinero, la ropa. Si fuera libre todo eso no serían más que vicios, vicios propios en donde no existe la gente necesitada ni la gente con dificultades.

Ay, si fuera libre. Que desgraciado sería... desaparecía mi moral, mi conciencia, mi dignidad como persona... por el simple hecho de ser libre, porque mi naturaleza humana (egoísta e impulsiva) me empujaría al abismo...
Quizá Dios, me hizo a medias libre, limitado, imperfecto, necesitado del afecto y de la aprobación de los demás... me hizo así para poder llegar algún día a ser feliz.
Identificamos la libertad como algo positivo pero quizá ser libre, libre al 100% nos haría totalmente infelices. Haría que nos moviéramos al antojo de nuestras apetencias sin importarnos el otro que tenemos al lado.
Y prefiero estar atado a todas esas cosas que me vinculan: mi familia, mis amigos, mi moral, mi educación, mi entorno... prefiero estar atado y ser consecuente.
Evidentemente la libertad como tal es algo bueno, pero como todo, si se usa para el mal, será uno de los más nocivos instrumentos. Será capaz de cualquier cosa: como soy libre mato, como soy libre violo, como soy libre robo, como soy libre hago tantas y tantas cosas que me podrán hacer feliz instantáneamente... y que joderán la vida del otro.

Sin embargo, ¿hasta que punto vivir atado? ¿en donde poner el límite de la libertad? ¿dónde frenarse y donde ir hacia adelante? En mi vida, entran en conflicto estas realidades constantemente... por un lado el geniecillo de la libertad total y por otro lado el geniecillo de las ataduras constantes. Ninguno es bueno. Como siempre la virtud en el término medio. Como tantas veces... imposible alcanzar la virtud. ¿te conformarás con vivir cerca pero no en la virtud?¿en que momento usas mal tu propia libertad, la que tú mismo te regalas y que crees como buena? Hacemos demasiadas cosas incoherentes a lo largo de un día... ¿cuántas mañanas te levantaste diciendo “anoche obré mal”? Si no lo hiciste nunca o bien eres un bendito o bien tus valores son inexistentes... Y creo que bendito no hay nadie.

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