27 noviembre 2008

Ponga título

No se me pasa nada por la cabeza...
Lo primero que hago cuando escribo un post es escribir el título. A veces lo cambio tras leer la parrafada escrita, que dista mucho del propósito inicial, o a veces simplemente es que no refleja con toda la intensidad necesaria lo que quiero transmitir.
Un título arriesgado o trasgresor es garantía de lectura, es decir, de éxito. Un título que no trasmite refleja un post que no va a trasmitir. Muchas veces es complicado encontrar un título a las cosas.
Más complicado es encontrar contenidos sobre los que hablar. ¿No tienes días en los que no se te pasa nada por la cabeza? O a lo mejor, incluso sería mejor que no se te pasara nada por ella, porque sino quizá tu vida será mas triste...
Hoy quizá es un día de esos, que prefieres no pensar en la vida, que prefieres dejar pasar el tiempo, dejar pasar los días... pones soluciones sí, o haces al menos como que las pones, pero realmente tu vida sigue siendo igual de patética.
Hoy es mi día. Mi día para de nuevo mirar con pesimismo y tristeza mi propia vida. Me salen más fácil estas palabras que las de ánimo, optimismo o esperanza. Porque no es fácil contentarse con lo que uno tiene, porque (al menos para mí) no es sencillo estar contento.
Cuando uno cree en un mundo ideal, en una vida muy diferente... cuando ve la suya propia se siente abandonado, dejado de la mano de Dios. Pues no puede ser que los sueños no se cumplan nunca.
Pero yo pienso, ¿he luchado por mis sueños? ¿he luchado por lo que creo? Incluso... ¿acaso conozco lo que quiero en este momento? ¿sé que es lo que quiero en mi vida?
Quizá ese es mi problema. Me gustan muchas cosas pero nada me entusiasma. Nada me hace sonreír, soñar, llorar de emoción, de alegría y de gozo. Nada hace que me sienta feliz, simplemente no lo he encontrado. No he encontrado el amor, la vocación, la profesión deseada, no he encontrado el confort o el hogar, no he encontrado la estabilidad y no he encontrado el amor propio, no lo he encontrado porque no me quiero. No he encontrado el camino ni el objetivo, ni la meta ni el destino.
Nada es titular en mi vida. Es decir, en mi vida no existen los títulos, creo que ni siquiera los subtítulos ni las notas al pié. Tengo una vida de párrafos, unos más torcidos que otros, y otros seguramente mucho menos torcidos de lo que yo pienso. Renglones torcidos y derechos que juegan al azar o al devenir, que juegan sin más, alineándose a izquierda o derecha según le apetezca.
Hoy están del revés, y mañana estarán del derecho. Se colocan sin orden ni concierto, sin principio ni fin, y sin destino ni origen. Si nada les motiva son tristes párrafos desalineados y con ortográficas faltas. Si el día les sonríe, serán párrafos justificados, llenos de buenas intenciones en forma de epígrafes y tabulados, epígrafes que uno por uno serán desmontados en la próxima página del libro. Que no serán desgarrados del resto del libro porque el libro de la vida no puede borrarse ni se puede volver para atrás a releer lo que se creyó en tal o cual momento o lo que se hizo y se hizo mal.

A estas alturas del post ya tengo decidido el título que voy a ponerle al post: “Ponga título”. Si mi vida estuviera en ese libro puede que este tuviera que ser el título que le diera nombre, pues no sería capaz de ponerle uno... porque no soy capaz de decidir que es lo que realmente quiero en mi vida. Es una vida sin rumbo y conformista, que se lamenta de no saber a donde va y de ver como otros, que sí saben hacia donde se dirigen, alcanzan sus metas, y yo, persona sin grandes propósitos, sin grandes ilusiones, no las alcanzo nunca por no existir, por no ser fijadas a tiempo. Yo que presumo de que puedo ajustarme a la situación, que presumo de que me “como” lo que me pongan en la mesa,... realmente vivo insatisfecho por no elegir la comida preferida.

Ahora llegaría el momento de cómo decía antes las buenas intenciones, pero realmente no tengo ganas de buscarlas. No es el día. Sé que tengo que ponerme a buscar lo que quiero, pues no puedo (no debo) vivir así eternamente. Pero no quiero ponerme a buscar... se vive tan bien dejándose arrastrar, dejando que otros “pongan el título” de tu vida. Dejando que sean los renglones los que decidan de que manera se quieren alinear hoy...

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